Hablemos de cine: Historia de la animación ¡FELIZ DÍA DE LA ANIMACIÓN!
"No hagas lo que una cámara puede hacer. ¡Haz lo que una cámara no puede hacer!" – Emile Cohl
El hombre, buscando representar su mundo desde tiempos inmemorables, vivió envuelto en el mito de crear movimiento. De cierta forma, intentado imitar a un dios supremo, quería dotar de vida a sus creaciones, ansiaba infundirle alma a las interpretaciones que hacía de su entorno. En pocas palabras, deseaba capturar y representar aquello que sus ojos percibían. Finalmente lo consigue con la invención del cine, que halla su origen en una premisa muy acertada de Staehlin “El hombre ha formado una imagen y ha logrado animarla” (11)
Nos imaginamos el nacimiento del cine como un tren, proyectado en la pared de un café de París, que avanza y le da el susto de sus vidas a un grupo de afortunados (o desafortunados) espectadores, que en un principio no eran conscientes de la magnitud del invento que estaban presenciando a manos de los hermanos Auguste y Louis Lumière. Aquel importante día, 28 de diciembre de 1895, nació el cine, un espectáculo de proyección sin igual que exhibía por primera vez imágenes reales en movimiento a un público numeroso de forma simultánea.
Pero el cine no fue un momento de iluminación de aquellos dos hermanos u otros presuntos precursores, hubo todo un grupo de inventos y teorías que lo precedieron, “podemos decir, usando términos cinematográficos, que en el curso de la historia [del cine] los hechos no suelen sucederse unos a otros por simple corte sino más bien por encadenados y que son frecuentes las sobreimpresiones” (Staehlin 26). ¿Es posible que antes del cinematógrafo el hombre consiguiera crear movimiento? ¿Estas primeras animaciones son de alguna manera antecedentes cinematográficos? Aquí retomaremos la historia de la imagen dinámica como una de las líneas que permitió llegar al surgimiento del cine.
Si queremos remontarnos realmente a los antecedentes del cine tenemos que retroceder miles de años, cuando nuestros antepasados habitaban en las cavernas. “La sombra arrojada y la figura reflejada fueron las dos primeras imágenes animadas que conoció el hombre” (Staehlin 52) pero había un problema, aquella imagen era demasiado efímera y necesitaban conservarla. Entonces el hombre, en su afán de representar el mundo, comienza a dibujar figuras estáticas (principalmente animales) y animación limitada que sugería dinamismo, por ejemplo, “dibujando cuatro pares de extremidades [en los animales] para mostrar el movimiento” (Williams 21).
Ahí estaban los primeros hombres, con los ojos abiertos y expectantes. La llama de una antorcha danzaba mientras los dibujos cobraban vida gracias a las sombras. Aquella pared rugosa era el escenario perfecto para cazadores y animales que recorrían su superficie con el impulso de un narrador que, con las habilidades de un mago, dotaba de alma y movimiento a los fascinantes esbozos de la vida primitiva (Hormigos 101-114).
Dando un salto de unos cuantos miles de años, nos encontramos con que el filósofo griego Platón retoma intuitivamente ésta idea prehistórica para explicar cómo se encuentra el hombre con respecto al conocimiento. Sólo que, alterando un poco el mito y si lo tomamos desde el cine, “el hombre ha abandonado la luz del día y ahora prefiere el artificial brillo incandescente de una pantalla en la oscuridad” (Alvarado 11). Este tipo de figuración, imágenes narrativas y estáticas como las halladas en las cuevas, se repite en civilizaciones antiguas. Este hecho lo podemos evidenciar observando la cerámica griega o las columnas egipcias como las del templo de la diosa Isis.
Continuando con avances artísticos y comenzando con los técnicos nos aproximamos a los inventos que son los antecedentes más remotos de la animación y por consiguiente del cine. Surge una forma de narrar con sombras y títeres conocida como sombras chinescas, que junto a la cámara oscura, dieron pie al surgimiento de la linterna mágica durante el siglo XVII. Gracias a ella fue posible proyectar dibujos en una pared y después de varias mejoras se volvió muy popular en Europa. No tiene un inventor legítimo, como sucede frecuentemente, pero este nuevo invento es crucial ya que comenzamos a ver técnica dentro de estos artefactos precursores y es que el cine “es el único arte que nació de una tecnología” (Infante 3).
En 1824, el inglés Peter Mark Roget, presenta su tesis acerca de la persistencia retiniana. Mediante este fenómeno “una rápida sucesión de fotos inmóviles, proyectadas discontinuamente, son percibidas por el espectador como un movimiento continuado” (Gubern 11). Una idea base para el surgimiento del cine. Anteriormente este fenómeno había sido observado en la Grecia antigua y por Newton, pero el doctor Roget fue el primero en presentarlo como un estudio científico de origen fisiológico y aunque actualmente su teoría es puesta en duda, dio paso a la era de los juguetes ópticos.
Esta serie de artefactos con nombres complicados y de funcionamiento sencillo, famosos a mediados de siglo XIX, utilizaban el principio de la persistencia retiniana como base para su funcionamiento. Aparece en 1826 el Taumátropo, un pequeño círculo de cartón atado con cuerdas en los extremos. Tenía “Una jaula dibujada en un lado y un pájaro en el otro. Cuando los extremos de las cuerdas son jalados, el disco gira, las imágenes se mezclan y el pájaro parece como si estuviera en la jaula” (Williams 11). El juguete óptico se volvió tan popular que surgieron mucho otros.
El Fenaquistiscopio, de la mano del físico belga Joseph Plateau, surgió en 1833 y fue “el primer dispositivo que llevaría a la práctica el concepto de Obturador, logrando, de manera satisfactoria, dibujos en movimiento” (Escobar 23). Eran dos discos, uno tenía una secuencia dibujada sobre un fondo blanco y el otro una serie de ranuras, si hacías girar el que tenía dibujos y observabas por una de las ranuras podías ver la secuencia en movimiento. Así el hombre logró por primera vez romper con el mito del movimiento.
Al año siguiente (1834) e inspirado en el Fenaquistiscopio, nace el Zoótropo. Un invento del matemático William Horner que reemplazó los discos giratorios del Fenaquistiscopio por un tambor horizontal apoyado en un eje vertical. Este atractivo artefacto “lleva una banda de imágenes sobre cartón que anuncia lejanamente el film” (Sadoul 6).
Para cerrar con los juguetes ópticos, cabe destacar el trabajo del Barón Uchatius y su artefacto denominado Kinestiscopio el cual era una ingeniosa síntesis del Fenaquistiscopio y La linterna mágica. Gracias a él, fue posible proyectar por primera vez, en 1853, dibujos en movimiento. Sin embargo, a pesar de sus logros, este personaje no es considerado el padre de los dibujos animados. El título, por unanimidad, se lo lleva Emile Reynaud.
Emile Reynaud sentía un profundo interés por los fenómenos ópticos desde que utilizó por primera vez un Fenaquistiscopio. Entonces él, amante de la ciencia y profesor, llevó el Zoótropo un paso más allá agregándole un tambor de espejos en el centro, así nos encontramos con el Praxinoscopio que surge en 1877. Durante los años siguientes, Reynaud realiza dos versiones mejoradas de su trabajo. El Praxinoscopio-teatro y el Praxinoscopio-proyector, con el cual “llevaría a la práctica, con ayuda de una linterna mágica, un sencillo espectáculo de proyección animada” (Escobar 29). Pero aquí encontró un problema para el avance de su invento: La duración de las animaciones era demasiado corta (una revolución del cilindro).
La solución que halló dio paso a un nuevo invento terminado en 1888, el Teatro Óptico o Pantomimas Luminosas. Con ayuda de una máquina más compleja, que utilizaba dos bobinas manuales para mover una larga cinta perforada, Reynaud fue capaz de proyectar dibujos animados. Tardó unos años más en dibujar por completo el repertorio de su teatro, pero cuando estuvo listo, en 1892 comenzó a proyectarse en el museo Grevín de Paris. Lo particular de las primeras películas de dibujos animados es que Reynaud “había empleado ya la técnica del dibujo animado moderno” (Sadoul 8), es decir, Reynaud presentó un trabajo muy pulido en el cual ya usaba trucajes, disociación entre figuras y decorado, calcado en lámina transparente, manejo de los planos en un sentido de profundidad de campo, usaba historias que ya eran narrativas y todo lo hacía a color. Además contaba “con el adicional atractivo de un fondo musical a cargo de Gaston Paulin (complementado con rudimentarios efectos sonoros)” (Escobar 30). Las pantomimas luminosas fueron muy populares es su momento y le adjudicaron a Charles-Emile Reynaud la paternidad de los dibujos animados. Gracias a este importante suceso el 28 de octubre se celebra el día Mundial de la Animación. Tras la aparición del cinematógrafo comienza el declive de Reynaud, que luego de probar suerte en el cine, entra en depresión y arroja su trabajo al Sena. Actualmente podemos ver sólo dos de sus películas que se salvaron y fueron restauradas Pauvre Pierrot (Pobre Pierrot 1892) y Autour d'une cabine (Alrededor de una caseta de baño 1894).
Finalmente aparece el cinematógrafo y así como la animación le ofreció muchos aportes, este magnífico invento pudo ser utilizado para crear animaciones cuadro a cuadro. Aparecen los grandes maestros de la animación silente: Stuart Blackton, Emile Cohl, Segundo de Chomón, George Meliés y Winsor McCay. Entre los cuatro primeros hay un enorme debate acerca del inventor del “paso de manivela” que permitió la creación del stop motion y el surgimiento del cine de animación. Es interesante ver que este truco normalmente le es atribuido por completo a Meliés sin mencionar que dentro del campo de la animación hubo esta disputa. Sin embargo, George Meliés, aunque no hacia filmes de animación, es considerado uno de los grandes dentro del campo por los trucajes y diseños fantásticos que realizaba en sus películas.
Aquí acaba este breve e interesante recorrido por la historia de la animación. Repasamos los orígenes de la imagen en movimiento y de la proyección, dos ramas que van de la mano y que por la cantidad de elementos que le heredaron al cine queda claro que deben considerarse antecedentes. Antes del nacimiento del cine el hombre consiguió recrear movimiento de forma rudimentaria pero efectiva. Sin embargo, así como la animación permitió la llegada del cine, con él la animación crece mucho más. “Al comienzo no hay más que figuración. Después la figuración se hace narrativa, finalmente se produce la figuración narrativa animada” (Staehlin 43) y para el surgimiento del cine se le suman la proyección y la fotografía. El cine, como invento, surge gracias a que alguien fue capaz de tener una gran idea y de utilizar un montón de teorías e inventos previos para crear algo que va más allá de la suma de sus partes. Una de estas partes es la animación. Además de llegar a esta demostrable conclusión, esta investigación sirvió para comprender en profundidad cómo se originó el cine, un arte que ha crecido y se ha desarrollado más rápido que ningún otro, y cómo la animación formó y sigue haciendo parte de su progreso, tanto en trabajos híbridos como en cine propiamente animado.
Desde el comienzo la animación se ha posicionado muy bien en el mercado audiovisual y aunque muchos consideran que ésta es solo para niños, en realidad existe producto animado para todo tipo de público.
¡FELIZ DÍA DE LA ANIMACIÓN!
Bibliografía
complementaria
Azéma, Marc. La préhistoire du cinéma. Errance, 2011. Digital.
Castro, Karina y José Rodrigo Sánchez. Dibujos animados y animación: Historia y compilación de técnicas de producción. Quito: Ediciones Ciespal, 1999. Digital.
Santa, Carlos. "A manera de introducción, una mirada al pasado." Cuadernos de cine Colombino No.20 2014: 10-19. Digital.
Martínez-Salanova Sánchez, Enrique. "El cine de animación". Portal de la educomunicación. Revista Comunicar. Web. 22 Sep 2015
- - -. “El cine antes del cine. Los antecedentes del cine". Portal de la educomunicación. Revista Comunicar. Web. 22 Sep. 2015
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